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EL ACOSO VECINAL O BLOCKING ENTRE VECINOS DE UNA COMUNIDAD


El acoso vecinal existe. Existe y tiene el nombre de blocking. Es una lástima, pero es así. Se disfraza de múltiples formas, pero está presente en muchas comunidades de propietarios. El acosador tiende a ser una persona frustrada en su día a día que desata sus iras contra otros vecinos, el presidente o el administrador. Esas iras a veces derivan en obsesión y muchos tienen el sambenito de soportarla. En temas de comunidad, las obsesiones suelen ir dirigidas a quienes no piensan como ellos o a quienes actúan de una contraria a sus intereses. Vamos, lo que viene siendo intentar doblegar una voluntad a través del desgaste emocional.


Algunos incautos creen que la maldad no existe, que lo que pasa es que hay veces que las actitudes de unos hacen sin querer daño a otros. Ilusos. El paso del tiempo demuestra que sí hay gente mala.


Un problema adicional es que muchas veces es difícil demostrar el derribo que está sufriendo el afectado. Por ello, vamos a perfilar cuándo hablamos de acoso, qué hacer en caso de acoso y qué hacer cuando lo que el supuesto acosador pretende es simplemente cursar una reclamación. Porque el problema no es quejarse, sino las formas, que no hay que perderlas.


El artículo 172 ter del Código Penal tipifica las actividades de acoso:


“1. Será castigado con la pena de prisión de tres meses a dos años o multa de seis a veinticuatro meses el que acose a una persona llevando a cabo de forma insistente y reiterada, y sin estar legítimamente autorizado,…”


Este punto quiere decir que no vale con que en una semana se inunde el Whatsapp de mensajes. Eso sería más bien como un momento intenso de frustración que paga otra persona. El acoso debe darse a lo largo del tiempo, se estima que al menos durante dos meses. Asimismo, sí sería posible contemplarlo en este artículo si, aunque todavía no se haya prolongado en el tiempo, sí se percibe una voluntad de perdurar.


“… alguna de las conductas siguientes y, de este modo, altere gravemente el desarrollo de su vida cotidiana:”


En ocasiones, los vecinos que sufren el acoso de otros vecinos cambian hábitos de vida: buscan otros horarios para salir de su casa, aparcan fuera de sus plazas de garaje, dejan de usar los elementos comunes e incluso deciden abandonar temporalmente su vivienda.


En el caso de los administradores, en cambio, la alteración de la vida cotidiana es más difícil de demostrar. A veces, se altera su vida privada al desarrollar trastornos psicológicos por la tensión que sufren durante el trabajo, pero eso es más complicado de demostrar. Hablaríamos más bien de que la cotidianidad del administrador es su vida laboral. Se vería alterada cuando tuviera que atender tal ingesta de llamadas, mails o reuniones que le fuera complicado seguir un ritmo normal de trabajo, llegando incluso a recurrir a horas extras para avanzar otros temas.




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